El Islam en Asia Central (ss. VII-X)

En Asia central, el avance musulmán se desarrolló entre los siglos VIII y X.

Las tierras al este de Irán estaban pobladas por distintas tribus turcas, en donde antes estuvieron los hunos heptalitas. Entre las tribus turcas, estaban los khalaj, turcoparlantes, y los ghilzai, que hablaban pashtu. Ambos pueblos eran descendientes de los hunos heptalitas. Otros pueblos turcos controlaban la Bactriana, llegando hasta Mongolia.

En el s. VI aparecen los ávaros, predominando en el Asia central, hasta que en el 560 llegaron a la llanura panónica. Su interés reside en que fueron ellos quienes aportaron los inventos del estribo y del sable. Estos fueron adoptados por la cristiandad, no así por el mundo islámico.

El pueblo turco fue fundado por Tu-Meng, según las crónicas chinas, ubicando al Khan turco al norte de Asia central, en un espacio que se extendía hacia el Mar Caspio. Esta zona era la correspondiente a Sinjubu, quien se alió con Cosroes I para expulsar a los hunos heptalitas.

Los turcos orientales, por su parte, estaban aliados con la dinastía Tang. La influenia turca en Sogdiana fue grande incluso tras la invasión musulmana.

La conquista musulmana de Afganistán y Pakistán

En el 651 los árabes ocuparon toda Irán, tras lo cual se dirigieron hacia el río Oxus con intención de vencer a los turcos, lo cual fue conseguido, estableciéndose en la antigua Sogdiana la provincia de Mawarannahr.

La invasión árabe fue efectiva por el uso de la táctica consistente en la existencia de dos vías de comunicación que convergían en un punto determinado. Esta táctica ya fue utilizada anteriormente contra los persas. Además influye también el hecho de que llegaran a rápidos acuerdos con los vencidos, manteniéndose activas de este modo las grandes ciudades persas.

Pero en la provincia de Mawarannahr rápidamente surgieron conflictos internos entre los árabes allí asentados, lo que debilitó la posición árabe. Esto se tradujo en la no actividad en el frente del Oxus hasta el 664.

El siguiente período está caracterizado por grandes dificultades en el territorio de Mawarannahr a causa de correrías turcas, que acosaban constantemente las posiciones árabes, llegando a ganar el norte del Oxus, lo que fue reconquistado en el 737. En esta época se produjo una expedición china que llegó hasta el valle del Jaxartes, siendo detenida en el 751. Esto sirvió para que se produjeran prisioneros chinos que una vez establecidos en Samarcanda enseñaron a la población a fabricar papel, entrando de este modo el papel en el mundo islámico.

Esta zona además, se convirtió en un refugio para todos los disidentes y herejes del islam. Destacan los jariyíes.

El Khorasán llegó a ser independiente, con capital en Nishapur. Así, se estableció una monarquía hereditaria independiente que residía en la familia de los Tariyíes. En este dominio se empezó a utilizar el parsi, pero escrito con caracteres árabes.

En el 900 subirá al poder la dinastía de los Samaníes, los cuales bajo soberanía nominal del califa se establecieron en Marawannahr. Fomentaron el comercio en base a la ciudad de Tashkent, pero la familia se asentó en Bukhara.

Así, la región del Khorasán se gobernará desde Nishapur. Los samaníes serán protectores del Estado califal por la parte Este, constituyendo un Estado tapón. Los samaníes serán sunníes, manteniendo la zona sunní hasta la llegada de los safawíes, en el s. XVI.

Los samaníes protagonizaron distintas campañas contra los turcos con la intención de obtener esclavos, que luego serían vendidos al Califato como guerreros. Algunos de estos esclavos prosperaron, llegando a ser gobernadores de provincias limítrofes con la India.

La decadencia samaní coincide con la llegada de los turcos karakanidas y selyúcidas, ambos pueblos ya islamizados. Estos ocuparán el Khorasán hacia 1040.

Los uigures son un pueblo de origen turco que tras imponerse en Mongolia establecieron un imperio en 744 con capital en Ordu-Baligh. Su importancia reside en la conversión de sus dirigentes al maniqueísmo en el 762. Esto se sabe por la existencia de una inscripción trilingüe e chino, turco y sogdiano en Qura Belgasum.

La conversión se produjo gracias a la existencia de la Ruta de la Seda, que posibilitó la llegada de los maniqueos hasta China.

El maniqueísmo que practicaron fue una religión sincrética con elementos cristianos, budistas y zoroástricos. Fundada por Mani (216-277), un persa de origen noble, empezó a difundir sus teorías religiosas, las cuales convencieron al emperador, lo que le posibilitó la fundación de una comunidad en la India. Pero a su vuelta otro emperador, Sapor I, le hizo crucificar, lo que se tradujo en el exilio de los maniqueos, quienes huyeron a través de la Ruta de la Seda.

El maniqueísmo también tiene influencias del judaísmo, del gnosticismo y de religiones orientales. El maniqueísmo propone un dualismo (materia = mal, espíritu = bien), cuyo mensaje reside en la liberación del alma. La religión perduró hasta el s. XIV.

Las tribus uigures antes de adoptar el maniqueísmo practicaban un chamanismo muy primitivo, pero la nueva religión les civilizó y moderó. El primer Imperio uigur duró hasta 840 , año en el que las tribus kirguises se rebelaron en el río Yenisei. Pero su influencia pervive hasta la llegada de los mongoles, los cuales utilizan a los uigures como burócratas en la construcción de sus khanatos.

Bengala y Magadha bajo la dinastía de los Pala (s. VIII-XII)

En la India también se beneficiaron de la desaparición de los hunos heptalitas, a la vez que desaparecía el imperio gupta, lo que llevó a la fragmentación en dinastías regionales hasta el s. VII. Harshavardhana lograría una efímera unificación de la India del Norte, pero no duraría más allá de su vida.

Durante el período gupta en la India se dio un renacimiento cultural, lo cual se conoce gracias a las crónicas chinas, quienes llegaban a la India buscando los orígenes del budismo.

La estabilidad política en el imperio gupta favoreció el florecimiento del mecenazgo, lo que provocó el desarrollo de la literatura, de la filosofía hindú o Vedanta en el s. IV.

También se produjeron avances en astronomía (relacionados con la rotación de los planetas), matemáticos (cálculo decimal, el concepto del cero), medicina…

Pero a partir del 647 se produjo una fragmentación semi-feudal (período rajput), protagonizada por clanes guerreros, que dominaban las distintas zonas. Estos clanes mantenían alianzas cambiantes, lo que propiciaba una inestabilidad crónica. Dichos clanes procedían de las clases dirigentes, pero no eran hindúes, sino que formaban parte de pueblos foráneos.

El feudalismo no se introdujo políticamente hasta las invasiones musulmanas, pero sí es verdad que ya había algún aspecto pre-feudal, como el pago de servicios militares con tierras.

El Reino Pala estaba situado en la llanura del Ganges, siendo los responsables de la creación del centro budista de Nalanda. Los Pala subieron al trono a mediados del s. VIII hasta el s. XII. De este reino saldrán monjes budistas que llevarán esta religión al Tíbet. También el reino de Pala influyó fuertemente en el Sureste asiático, en donde se asimiló la civilización hindú a lo largo del I milenio. Bajo la dinastía Pala el budismo fue profundamente transformado, conociéndose este proceso como Vajrayana, que confía en la magia como medio de salvación.

Este budismo incluye a deidades femeninas, siendo así porque cree que el Bienestar Supremo proviene de la unión de los principios masculino y femenino. También es el responsable del uso del tantrismo, y refuerza la posición de algunos dioses hindúes, como Saki. Esta incorporación será la que predomine en el actual territorio de Nepal.

Expansión musulmana en Bengala y Magadha

Los árabes tenían contacto con la India desde antes del surgimiento del Islam, pero la conquista política no llegó hasta el 650, empresa que se continuó hasta finales de esta centuria. No obstante, la posición musulmana era bastante precaria, ya que sólo dos estados de la India eran musulmanes: el de Kabul y el de Zabul. En el 870 fueron conquistados por los saffaridas.

Una parte de esta zona fue reconquistada por la dinastía shahi, la cual estableció la capital en Peshawar. Pero este reino sucumbió ante los ataques de la dinastía yaminida de Ghazna, formada por Mamad, un esclavo de origen turco que llegó a gobernador y conquistó el Punjab.

Además, los musulmanes conquistaron el Sind o Bajo Indo, en el cual había una fuerte infuencia budista. Pero en el s. VIII esta zona volvió a manos hindúes. La conquista definitiva de esta zona se produjo en el 711, llegando hasta Multán, quedando el dominio en manos del Califa. En el s. IX se constituirían dos reinos independientes: Mansura al sur y Multán al norte.

Al otro lado estaba el reino hindú de Pradnihara, que impidió la expansión hasta el Punjab.

Así, comenzó la islamización de la India, sirviendo los árabes como los difusores de la cultura hindú, cuya astronomía, medicina, matemáticas, literatura… legaría a Bagdad durante el s. IX. En cambio, la cultura hindú no absorbió ningún concepto proveniente del Islam.

La llegada de los árabes a la India vino continuada del reconocimiento de los habitantes del Sind como dimníes. Así, las tierras fronterizas quedarían para los samanidas, pero el poder lo tenían los turcos, los cuales epezaban como esclavos, y como tales eran entrenados o bien para servir como guerreros o bien como burócratas. Posteriormente serían vendidos al entorno del califa, en donde irían adquiriendo poder paulatinamente.

Entre los turcos destaca Sabugtigin, quien será gobernador de Ghazna (998-1030), llegando a dominar la extensión comprendida entre el Punjab y el mar Caspio. Su expansión se basa en un ejército formado por mercenarios y una caballería caracterizada por una gran movilidad. Enfrente tenían a lo shindúes, cuyos ejércitos se componían de infantería apoyada por elefantes, mucho más lentos.

Los jinetes armados se servían de técnicas provenientes del mundo árabe, turco o persa. Así, la destrucción total y el saqueo eran sus objetivos, lo que desembocaría en que la ciudad de Ghazna se convertiría en un importante centro comercial entre Asia y la India, dado que todos los botines de las expediciones de saqueo terminarían en esta ciudad.

A partir de 1021 la ciudad de Lahore pasaría a ser la capital de la provincia india, lo que llevaría a la existencia de un gobierno islámico en la India, el cual en 1192 logró vencer al único gobernador hindú capaz de hacer frente al Islam.

La India meridional bajo la dinastía Rastrakuta (siglos VIII-X)

En este ámbito hubo un desarrollo histórico peculiar, ya que la dinastía Chola sustituyó a la dinastía Payaba en el s. V. Estos se convirtieron en grandes reyes con una poderosa flota, que utilizaron para llegar al sureste asiático.

La religión predominante era la brahmánica.
A nivel social se mantuvieron las 4 castas, pero se produjo una adaptación a favor de los comerciantes. Además, se han registrado pervivencia de un régimen matriarcal en la costa de Malabar.

En el sur de la India había población no india, relacionados con el cristianismo. Además, también había judíos y zoroastristas. Por último, señalar la creciente influencia de la cultura sánscrita durante la segunda mitad del I milenio.

Influencia de la cultura sánscrita en la India meridional

El sánscrito desplazará a las lenguas dravídicas, aunque conservan su fuerza creadora (dicho tal cual por la profesora). Así, el sánscrito se irá extendiendo a la par que el hinduismo, religión reformada por Sankara en el s. VIII y Ramanya en el s. XI, sobretodo en lo referente a los cultos de Vishnú y Shiva.

Asia suroriental

En el sureste asiático tuvieron desde muy pronto un contacto con la India debido a los comerciantes, los cuales, debido a los monzones, se establecieron allí largas temporadas, favoreciendo la aculturación mutua. Además, posteriormente también llegarían monjes, guerreros e incluso príncipes. Pero lo shindúes nunca se impusieron por medio de la fuerza. Por tanto, no impondrían su sistema de castas, sino que se fundirían con las sociedades locales.

La influencia hindú fue muy grande, principalmente en aspectos religiosos, políticos y literarios. El sánscrito sirvió para la creación de alfabetos en estas zonas, y también se produjeron préstamos de vocablos religiosos, de conceptos políticos, astronómicos…

Lentamente fueron apareciendo monarquías territoriales que organizaron los sistemas de regadío de una manera eficaz. Destaca el imperio Khmer, que consiguió el control de los regadíos, consiguiendo más cosechas, lo que repercutiría en la majestuosidad de su escultura.

La influencia china entraría más tarde también mediante el comercio, influyendo sobretodo en Vietnam a partir del s. IX. En el s. XI llegarían a las islas Filipinas y Molucas.