El encuentro de dos mundos

La crisis de las culturas indígenas

Existe un gran debate en torno al encuentro de indígenas y españoles.

Urs Bitterli distingue cuatro formas de encuentro:

  • Los primeros contactos estuvieron definidos por el roce cultural y la incertidumbre. El retraimiento se rompió cuando los españoles impusieron una relación unilateral basada en su superioridad técnica y militar, lo que provoco las primeras reacciones e animosidad. No obstante, este primer contacto no estuvo exento de peligros para la cultura europea por la fascinación que las culturas arcaicas ejercían sobre los recién llegados y que fue percibida por algunos como un elemento disgregador.
  • El paso del roce cultural al contacto se produjo con sociedades arcaicas más estratificadas y con un dirigente claro con el que podían establecer relaciones de intercambio. El comercio de esclavos y de mercancías actuó como elemento estabilizador de las relaciones y la misión actuó como factor determinante de las mismas.
  • A partir del siglo XVIII el roce y contacto es sustituido por el choque cultural, que llevó aparejado exterminio, expulsión o esclavitud. Este choque fue más prematuro entre algunos pueblos, situándose muy al principio en el caso de la conquista castellana.
  • Aculturación y transculturación, que presuponen una larga duración y surgimiento de formas de colaboración de las dos culturas, que culmina con el surgimiento de una cultura mixta. Son procesos de larga duración que jamás se dan por concluidos pero que alcanzan su autonomía histórica cuando del estrecho contacto nace una cultura mixta. La transculturación sólo es posible si va acompañada de un mestizaje biológico.

Para este autor, el descubrimiento de América pasó de roce a choque directamente, sin pasar por la etapa del contacto. Según este esquema, Colón fue recibido por los indígenas caribeños de forma pacífica y aunque el encuentro estuvo presidido por recibos y escenas cercanas al absurdo, como la de toma de posesión de la isla en nombre de “su Rey y de su Señora” ante unos desconcertados indígenas, revistió caracteres festivos. Sin embargo, la animosidad contra los recién llegados tardó poco en aparecer, testimonio de ella fue la desaparición del asentamiento “Navidad” a manos de los indios otrora pacíficos. El contacto cultural corrió a cargo de la misión; los cristianos olvidaron pronto la exigencia de cristianizar a toda costa (criticada por santo Tomás y la neoescolástica) y empezaron a preocuparse más de ofrecer una verdadera ayuda. Sin embargo todas las teorías de este autor están impregnadas de una fuerte carga ideológica.

Serrera define el proceso como choque cultural o imposición cultural. El termino indio pasó a designar al otro, que debía ser sometido, y esto condicionó las relaciones entre ambos pueblos. Da lugar a la desarticulación del mundo indígena, que desvertebramiento de sus estructuras sociales.
Céspedes no entiende la conquista como un enfrentamiento entre buenos y malos. Los indios no fueron seres pasivos ante los abusos y no todos los españoles abusaron:

  • Las civilizaciones indígenas más desarrolladas contaban con grandes ejércitos profesionales y abundantes recursos, mientras que los castellanos eran pocos y estaban lejos de casa, a pesar de lo cual vencieron por superioridad técnica
  • Las diferencias culturales dieron ventajas a los invasores, que no respetaron los rituales de la guerra
  • Los castellanos poseían una religiosidad militante en la que Dios y los santos estaban de su parte, mientras que los indios tenían una religión impregnada de fatalismo que les hacía aceptar su derrota como parte de su destino
  • La situación política de las altas culturas permitió a los grupos disidentes aliarse con el invasor y derrocar a los grandes imperios.

Tras el éxito de la conquista, los indígenas tuvieron varias opciones: integración, marginación o rechazo del mundo de los conquistadores. El porcentaje dispuesto a integrarse fue mayor de lo que se ha venido suponiendo: alianzas matrimoniales, entre caciques y curacas y actividades misionales. Los colegios favorecieron la aculturación.

En el mundo rural dominaba la automarginación, sobretodo a medida que la población disminuía y aumentaba la presión sobre la mano de obra. F. Guaman Poma, cronista (XVI−XVII) proponía en su Buen Gobierno consagrar la segregación del mundo rural y el urbano, el primero para los indios y el segundo para los españoles, dejando como nexo de unión la lengua y la religión.

El rechaza se dio entre aquellos que podían emigrar para evitar el contacto y mantener sus formas de vida tradicionales. Las formas de resistencia violenta fueron seguidas de campañas de aculturación, los únicos capaces de ofrecer resistencia fueron los chilenos araucanos.

La capacidad de mantener sus propias culturas dependió de su capacidad para frenar el proceso de conquista a cambio de excedentes y mano de obra. A finales del siglo XVI la reestructuración económica y social y la incidencia de las enfermedades europeas dieron lugar a una catástrofe demográfica y una desestructuración de las sociedades primitivas.

La cultura del conquistador y la aculturación

Burckhard afirmaba que la conquista de América fue una continuación del esplendor de las ciudades italianas. Colón fue solo el más grande de una serie de navegantes italianos y señalaba que los italianos serán siempre el pueblo moderno de descubridores por excelencia aunque se discuta el habrer llegado o no los primeros a cualquier playa. Brading cuestiona la formación renacentista de los conquistadores, sobretodo la de Colón, que se dice impulsado por convicciones de la Edad Media. Sin embargo Colón también mostraba deseos de conocer y descubrir, por lo que podemos decir que fue un eslabón de la cadena iniciada en el siglo XIII que culminaría con la revolución científica en el siglo XVII.

Tomás y Valiente en Las ideas políticas del conquistador Hernán Cortés señala que en él se mezclaban los deseos de fama, poder y riqueza junto con inquietudes religiosas y fidelidad al rey basada en los términos de servicio−merced, y de la que la monarquía era una agregación de reinos y por ello ofrecían al rey los nuevos territorios conquistados.

Pero quizá lo más importante fue que con este esquema político Cortés abordó la conquista de los territorios gobernados por los aztecas. Cuando le hablaron de Moctezuma, entendió que debía dirigirse a la cabeza del imperio e intentar la transmisión de la soberanía para su Rey Carlos I. exigió, que un escribano público tomase buena nota del solemne acto y finalmente, Cortés se atrevió a proponer a Carlos I un nuevo título de “emperador” y a poner nombre a las tierras conquistadas para reafirmar su aprehensión.
El conquistador se basaba en una concepción de imperio, sustentada al margen de la legitimación tradicional, y al hacerlo se hacía eco de una corriente universalista hispana reformulada por Ginés Sepúlveda.

Céspedes denomina a la América de los conquistadores la nueva frontera porque no sólo se dirigía a lugares desconocidos sino que además no lo hacían reyes y nobles, sino los conquistadores solos, lo que constituye el rasgo más moderno de la empresa.

El conquistador deseaba sobre todo instalarse y fundar ciudades, demostrando una mentalidad medieval en la que destaca la pervivencia d la vida de frontera. Sus principales objetivos fueron poblar, obtener tierras, riquezas, privilegios y promoción social y para ello reprodujeron el esquema de reconquista castellano.

Al margen de esta visión medieval, Pedro Mártir de Anglería, Americo Vespucci y otros crearon una imagen renacentista y literaria de América, recreando el mito del buen salvaje en armonía con la naturaleza, contrapuesta a la de Europa aquejada por los vicios de la civilización. La conquista de México trasformó aquella visión y los conquistadores se convirtieron en héroes cristianos que se enfrentaban en combate desigual a sus enemigos.

Muy pronto la conquista de Méjico transformó aquella visión y los conquistadores pasaron a ser los héroes cristianos que se enfrentaban en desigual combate a los enemigos. La dicotomía entre la realidad y la imagen de la misma no fue más que un rasgo de la complejidad que aquejaba a una época en la que algo cambiaba; la modernidad no sería una realidad hasta el siglo XVII.

Los conquistadores intentaron imponer su cultura, pero a la larga debieron adaptarse tanto como los indígenas a la nueva situación. El proceso de aculturación depende de muchos factores; Malinoswski ha demostrado que las culturas más vulnerables fueron las más aisladas mientras que otras contribuyeron a la creación de una cultura mixta.

Cultura y misión: sistema educativo y formación de las élites

Evangelización y colonización se dieron conjuntamente ya que el monarca era el patrón de la iglesia en Indias. (Patronato regio) Los misioneros estaban presentes desde el primer momento, y su labor se iniciaba una vez estaba pacificado el territorio. El esfuerzo dedicado a la evangelización se debió a varias razones:

  • Creían en su misión providencial
  • Creían que su fe era la verdadera

Odiaban las religiones indígenas, que no eran uniformes pero tenían en común que eran politeístas y animistas. Las más sofisticadas tenían calendarios rituales basados en un profundo conocimiento de los astros, celebraban ceremonias complejas y contaban ministros o chamanes.

Las Altas Culturas fueron un reto para la evangelización, y a partir de 1520 se inició en México una campaña de conversión a gran escala, que se extendió por toda América. El primer objetivo fue eliminar los rasgos más destacados del paganismo y frenar el poder de los ministros de las religiones aborígenes, pero se conformaron con administrar bautismos en masa e impartir una somera educación doctrinal, aunque hubo quien se lo tomó más en serio, como los franciscanos, que vieron en el Nuevo Mundo la ocasión de un renacimiento cultural.

No solo regularon la religión indígena sino también las formas de vida y cultura, introduciendo conocimientos hispanos. Sin embargo los indígenas volvían frecuentemente a sus viejas creencias, por lo que los misioneros aprendieron sus lenguas y estudiaron sus costumbres para extirparlas como fray Toribio de Benavente.

El resultado fue el sincretismo religioso ya que los indios que habían practicado el politeísmo añadieron al
Dios cristiano en su panteón. Con los años la Iglesia desató campañas contra la idolatría o pervivencia de viejos ritos.

Con Felipe II las misiones fueron relegadas a las fronteras, las órdenes se recluyeron en los conventos y el clero secular asumió el protagonismo. En el siglo XVII la Iglesia contaba ya con una importante estructura que estructuraba la vida de la comunidad en torno suyo gracias al Santo Patrón y las cofradías. Los sacerdotes eran criollos o peninsulares mientras que los indios participaban en las labores menores.

La educación estuvo a cargo de los clérigos y misioneros, dedicada sobretodo a los hijos de la nobleza indígena para los que se fundaron colegios como el de Santa Cruz de Tlatelolco en México o el Colegio del Príncipe en Lima, en los que se enseñaba a leer, escribir y se impartía cultura humanística. Semejante a la que recibían en España los hijos de la nobleza, porque se esperaba que influyeran en sus comunidades.

Mención aparte merecen las Reducciones del Paraguay, misiones de jesuitas que quisieron hacer realidad la utópica ciudad del sol del dominico Campanella o las misiones de Verapaz del obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, fundadas siguiendo la Utopía de Tomás Moro. La llegada de los jesuitas a finales del siglo XVI provocó tensiones con las otras órdenes, la corona y el obispado, que veía en su dependencia de Roma un peligro para la unidad de la Iglesia en Indias. Se les acusó de ocuparse sólo de las élites pero también atendieron a indios y a negros. Crecieron en número, riqueza e influencia, creando colegios para las élites en las ciudades más importantes, y se criticó fuertemente su enriquecimiento. Sin embargo, mientras otras órdenes se relajaron y sufrieron desórdenes, la Compañía de Jesús se mantuvo cohesionada y dentro de la disciplina.

El impacto cultural del Nuevo Mundo sobre el Viejo Mundo

El descubrimiento de América provocó cambios sustanciales en el Viejo Continente. No ha sido un tema frecuente de atención, la historia de la expansión europea, no como un relato de lo que Europa hizo más allá de sus fronteras, tampoco como si hubiera transferido experiencias a lugares sin tradición, o hubiese creado emporios comerciales sin tener en cuenta los mundos preexistentes. Más bien bajo este epígrafe, se trataría de reflexionar sobre la resistencia de esos mundos, la respuesta de los europeos y la configuración de unos espacios que acabaron por generar unas dinámicas cada vez más dispares del Viejo Continente, dando lugar a sociedades distintas. Porque entendemos la historia de la expansión Europea como un viaje de ida y vuelta. Se ha hablado mucho del impacto económico, pero quizá el impacto cultural, a pesar de ser el menos visible, ha sido el más duradero.

  1. Estado de la cuestiónLas consecuencias intelectuales a ambos lados del Atlántico han sido tratadas de forma desigual por la historiografía.en el siglo XVIII la polémica fue tan militante que acabó convirtiéndose en una defensa a ultranza de las tesis de cada bando, en las que se aportaron pocas cosas nuevas y se mantuvo el debate sobre la naturaleza del hombre, organización de sociedades y la superioridad de unas sobre otras. Humboldt en Cosmos (1845) trató de recoger las reacciones de los europeos ante la existencia de un nuevo mundo
    en el siglo XIX, con carácter eurocentrista, se tendió más a recoger los logros de la expansión europea y como llegó a dominar el mundo y a incorporarlo en su área de influencia. Se dejaba así de lado el movimiento inverso, el de las consecuencias que esta expansión había provocado en los esquemas mentales de los habitantes del Viejo Mundo.
    en el siglo XX la historiografía se ha visto influida por el retroceso del imperialismo y las nuevas ciencias (antropología), reconsiderando el papel de Europa de forma tan crítica que llega al sentimiento de culpabilidad que no había hecho sino retrasar la comrensión de los distintos aspectos que se derivaron de este choque cultural. Chinard, Atkinson, Gerbi y O’Gorman han marcado tendencias más actuales. A partir de los 60s Elliot sugirió caminos a seguir, en 1976 Chiapelli editó First Images of America que estudiaba el impacto del descubrimiento en todas las ramas del saber. Arciniegas siguió la influencia de los acontecimientos americanos en el desarrollo del pensamiento europeo, y más recientemente Landuci, Gliozzi y Bitterli se han ocupado del tema. Nos parece que ha utilizado, tanto para la colonización española como para la portuguesa, una documentación limitada y excesivamente sesgada. El libro recobra interés cuando aborda las colonizaciones más tardías de los siglos XVII y XVIII. Los estudiosos del mundo hispánico de ambos lados del Atlántico, han dedicado una atención especial a los cronistas.
  2. La Europa de la expansiónPara poder comprender la importancia del hallazgo de América tuvo para los europeos y las dificultades que debieron superar, es preciso que recordemos la identidad política y económica que definía al Viejo Mundo. Es una Europa cambiante estructurada gracias al cristianismo, que aportaba una visión moral, justificación y legitimación de la sociedad. Al mismo tiempo se estaba produciendo el movimiento humanista, y Maquiavelo (1469−1527) teorizaba sobre la racionalidad de la historia, y separaba a la Iglesia de la realidad práctica y del estado.El renacimiento, frente a la realidad cristiana y la escolástica, edita a los clásicos y reafirma el valor de la experiencia frente a la tradición. El mundo está cambiando, pero aún lleva el lastre de las viejas formas.Es esta Europa en movimiento la que a principios del XVI realiza sus primeras tentativas de salir al Atlántico. Sin embargo, éste no había sido el primer movimiento expansivo de Europa. Ya durante la Edad media se había buscado los contactos con Asia y África.Aunque la tendencia expansiva se remonta mucho atrás, el descubrimiento del Nuevo Mundo hace palidecer los descubrimientos anteriores porque siembra la duda y hace necesario replantearse todas las teorías existentes hasta entonces. La carta de Américo Vespucci describiendo el Nuevo Mundo influyo sobre
    Copérnico, Galileo y Descartes. El descubrimiento de un nuevo mundo obligó a los europeos a pensar.

    Estos hechos fueron muy significativos a principios del siglo XVI, nos muestran las posibilidades que la crisis de autoridad abrió a la ciencia de su tiempo. Se tomó conciencia de que cristiandad y ecumene eran realidades distintas, al quedar en entredicho la teoría de que los apóstoles habían predicado a todo el mundo habitado ¿podrían salvarse los hombres que no eran cristianos porque a ellos no había llegado el Evangelio? Al mismo tiempo se puso en duda la teoría del origen del hombre, que ya no podía partir de una sola rama.

    Las reacciones no fueron unánimes, desde ignorarlo hasta la evangelización, que llevaba aparejada muchos interrogantes. Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca, intentó responderlos en su Relectio de indis en la que defendía la existencia de diferentes religiones y defendía el orden natural como el medio por el que se relacionaban entre ellas, lo que dio origen al derecho de gentes y de los Justos Títulos.

    Estos planteamientos se dieron en el marco de la polémica de los Justos Títulos entre Las Casas y Sepúlveda. Al cuestionar la superioridad de unos pueblos frente a otros, las europeos tuvieron que reconsiderar la posición de los pueblos en el mundo y las valoraciones políticas. El concepto de ciudadanía se separó de civilización, y este a su vez de cristiandad, y de esta forma los príncipes cristianos no estaban legitimados para dominar a otros pueblos, que tenían sus señores naturales. Estos principios llevaron a Europa a cuestionar el derecho ibérico a conquistar el mundo y a plantearse desde un punto de vista más antropológico cual era la naturaleza del hombre americano y como integrarle en la tradición ideológica europea.

  3. La imagen del Nuevo Mundo, realidad o ficciónLos problemas que planteó a los europeos, Colón, en su camino hacia la India, se encontró con una inmensa barrera continental que, si en principio fue un obstáculo, pronto se convirtió en un espacio que ofrecía amplias posibilidades hacia el futuro.Conviene reflexionar sobre las razones que impidieron a los protagonistas del encuentro captar el acontecimiento en toda su amplitud, profundizando en lo que vieron, cómo lo describieron, cómo lo propagaron y cómo fue entendido su mensaje.Lo que vieron dependió de lo que esperaban ver y de su propia capacidad de observación. Todos ellos llevaban ideas preconcebidas y un imaginario fantástico medieval procedente de Marco Polo, Pierre D’Ailli,
    Eneas Silvio Piccolamini y Paolo del Pozo Toscanelli: ciudades fantásticas, amazonas, el Dorado y el Paraíso Perdido, que si por una parte muchas veces les impidieron ver lo que tenían delante, por otra aceleraron la conquista y dieron lugar a composiciones literarias de gran belleza.

    En general, la imagen del Nuevo Mundo varió según la finalidad del viaje, y el tiempo que permanecieron allí:

    • Los comerciantes y buscadores de fortuna no se vieron influidos por el roce cultural, al igual que los clérigos, que se vieron condicionados por sus propias creencia.
      Los funcionarios de la corona como Juan de Betanzos y Juan de Matienzo trasmitieron a Europa nuevas formas de organización
    • Solo se puede saber lo que vieron los conquistadores a través de sus crónicas: Bernal Díaz del Castillo y Hernán Cortés.

    La corona, al intentar organizar la colonización, impulsó las investigaciones sobre geografía, población y recursos del nuevo continente. La enorme información recopilada, en su mayoría carente de rigor científico, es un reflejo de las concepciones propias del autor, que se enfrentaba a sus propios esquemas mentales, incomprensión de la lengua, falta de documentos escritos, medio desconocido… La dificultad de describir lo que veían les llevó a acoplarlas en parámetros conocidos haciendo arriesgadas comparaciones.

    Como última dificultad. No todas las crónicas fueron publicadas debido tanto al interés de los editores como al sigilo de las monarquías: la mayor difusión de las obras de Vespucci explica el nombre de América. Además capacidad para transmitir sus experiencias, no sólo en círculos cerrados, si bien es cierto que las primeras noticias sobre el descubrimiento de América fueron recibidas con alborozo.

  4. El lento proceso de asimilaciónLa información sobre América en los primeros años fue cuantiosa e importante, aunque Europa tuvo que desprenderse de sus prejuicios medievales antes de asimilarlas. En este proceso no todos los coronistas adoptaron la misma actitud aperturista que Pedro Martín de Anglería, este humanista, que no llegó a viajar al nuevo continente, pudo conocer la realidad americana a través del observatorio privilegiado que le proporcionaba su amistad con Colón, sus Décadas nos brinda la evolución de su pensamiento, muestra de la preocupación por aprehender.

Etapas

  • En la primera mitad del siglo XVI el Nuevo Mundo era más una imagen mental que una realidad. Todo era tan nuevo y sorprendente que hasta lo imposible podía ser real. Para humanistas como Moro (en utopía recupera el esquema de Platón superando la mera abstracción y situándola en el mundo ultramarino), Vives o Erasmo, el modo de vivir los indígenas en armonía con la naturaleza les permitió denunciar la realidad europea y dibujar una república ideal, donde la utopía era posible. Las publicaciones que describían mundos utópicos se multiplicaron, y no solo influyeron en la colonización hispana, sino que hicieron que puritanos ingleses y hugonotes franceses localizaran en Europa la tierra prometida. Esta relación explicaría la equiparación constante que se hizo del nuevo mundo a la inocencia, la simplicidad, la abundancia y la fertilidad. En el fondo parecen vislumbrarse sueños y deseos irrealizados, pero sobre todo con ellas se cimentaban las bases de una teoría sobre la existencia de dos mundos antitéticos. Por otra parte la discusión sobre el origen de la raza humana y el grado de racionalidad del hombre americano, ocuparon a una buena parte de los pensadores europeos.

El europeo aceptó con más facilidad la pertenencia de los hombres del nuevo mundo a su misma especie que el reconocerles las cualidades que esto implicaba. En 1537, con la bula Sublimis Deus Pablo III aceptaba que los indios eran hombres, pero el debate sobre la racionalidad de los indios continuó, debido a sus posibles consecuencias político−económicas.

  • En torno a 1540 empezaron a surgir desajustes entre imagen y realidad: conocimiento geográfico más detallado, estancias más largas que daban una información más veraz. Los funcionarios de la corona se encargaron de investigar y describir el continente para el interés de la monarquía, y los clérigos ralentizaron la evangelización a favor de una mayor reflexión. Se supera la barrera idiomática con un aprendizaje recíproco que permite el mayor conocimiento de ambas culturas y la aparición de relatos más realistas como la Historia Natural y Moral de las Indias, de José Acosta.

El proceso de asimilación no toca a su fin con el siglo XVI. Muchas innovaciones llegaban solo a un número reducido de estudiosos y a mediados del siglo XVII había campos del saber que todavía no se habían visto afectados por los descubrimientos de América y las universidades tardaron mucho en incorporar los nuevos conocimientos.

Sin embargo América sembró la duda que hizo posible el avance de la ciencia. Al descubrir América, Europa se había descubierto a sí misma.