El comercio y los contactos con Occidente

No había una única ruta de la seda. En el mundo antiguo ya se comerciaba con joyas, especias y drogas con Arabia y la India. E producto de la seda aparece en el Oriente Mediterráneo por el interés del Imperio Chino en obtener caballos para combatir a las tribus nómadas. China buscaba caballos en las estepas de Occidente (Turkestán) pagándolos con seda que llegará a Persia y de ahí a Roma. En los años 60-70 la seda era demandada por los romanos. En torno a la ruta de la seda se creó una gran expectación. Julio César intentó controlar de forma directa la ruta pero se interponían los partos y posteriormente los sasánidas. La seda era considerada un lujo como la púrpura y el vidrio. Este tejido era cómodo y muy atractivo pero era costoso debido a su fabricación y transporte. La demanda era tan alta que se prohibió su compra, ya que ponía en peligro la balanza de pagos. Por esta ruta también transitan otros conceptos, como el budismo, religión que fue interesante para mercaderes o soldados. La difusión del budismo discurre por la reta de la seda llegando a China en los años 60-70.

Amitaba-Sutra, de origen parto, funda la primera escuela budista en Lo-Yang, capital del reino Han. En ese momento la sociedad china estaba preparada para el budismo. En esta religión aparece la rama mahayana, que frece la posibilidad d alcanzar la iluminación a todos los hombres, lo que facilita su expansión. El budismo mahayana es proselitista, lo que provoca que los misioneros budistas crucen el Himalaya y se unan a los mercaderes. El budismo dará cobijo y reconocimiento a los mercaderes enriquecidos, a diferencia de la religión barhmánica. Los mercaderes hindúes budistas fueron los que pagaron la mayor parte de los templo de la ruta de la seda. En pocos años esta difusión alcanzará todo el mundo asiático, como demuestran las cuevas de Dun Huang en China o los colosales budas de Bamiyan en Afganistán. A través de los diarios de monjes budistas, como el de Fa-Xiam (39-414), describen el recorrido de la ruta de la seda siendo tanto comercial como de peregrinación.

La ruta de las caravanas

El trazado de la ruta de la seda es variado, pudiendo transcurrir desde Persia por los territorios de Sogdiana y Bactriana hasta el Turkestán chino. Otro trazado es a través de los Montes Pamir y el valle del Indo por los pasos hacia China por Cachemira. Otra alternativa pasaba por los puertos del mar Rojo. Otra ruta partía de Xi´an y de Lo-Yang atravesando la estepa al sur del mar de Aral. Las rutas de caravanas se asientan en el s. I transportando a Roma perfumes, joyas, esclavos y animales exóticos, en especial la seda. Esta llegó a ser fundamental en la economía china, siendo la divisa exterior hasta el s. XVIII. En el año 15 d. C. el Senado prohibió la seda, ya que se pagaba con oro, desequilibrando su economía. Con la llegada de los hunos blancos en el s. V comienza una de las épocas de esplendor. Los comerciantes que lo llevaban al centro de Roma eran judíos y sirios. Los sogdianos instalados en Asia Central, en la frontera de Persia de la Transoxiana.

Hasta los sogdianos llegaba la seda china, pero tenían dificultades ya que Persia controlaba la ruta, siendo imposible conectar directamente con Occidente. Los árabes se introducen en la ruta de la seda extendiendo a la vez su credo islámico. Desde el s. VIII la ruta pasaba por zonas musulmanas que facilitaban la actividad comercial mediante la construcción de caravanserais (fortificaciones-posadas para mercaderes). En cuanto a los mercaderes indios, estos también querían obtener provecho, para lo cual consiguieron el control de los pasos al norte de Pakistán para cobrar una especie de aduana por franquear dichos pasos.

La ruta marítima

La ruta marítima irá sustituyendo a las terrestres, ya que el coste era menor que el uso de caravanas, y más rápido, mediante una navegación de cabotaje. En esta época se comienzan a conocer los ciclos y vientos monzónicos que se aprovechan (salían a principios de verano volviendo en diciembre). Esta ruta marítima ganó protagonismo, siendo un obstáculo entre China y Occidente, aunque eran muchos los productos que finalizaban su trayecto en Arabia, y con la llegada de los musulmanes controlarán esta ruta hasta la llegada de los mongoles que proporcionarán la paz necesaria para su desarrollo.

Por las rutas musulmanas también hubo misiones cristianas, como los nestorianos en China.

El lujo de la Corte de Bagdad fomentará la llegada de productos de lujo, y para evitar intermediarios y el consiguiente aumento de precio, se buscará la forma de contactar directamente con China por medio del puerto de Cantón aprovechando los monzones (del Golfo Pérsico a China son unos 8 meses). Estos intercambios estaban muy reglamentados con tasas del 30%.

China se introdujo en la ruta marítima en el s. IV mediante el barco de junco, resistente y grande. Los chinos se orientan por las estrellas y el sol mediante el uso de la brújula, pudiendo de este modo alejarse de las costas. Se utilizaban imanes sobre líquido. Se usó a partir del s. XI y su evolución permitió viajes cada vez más largos.

La seda en China

La seda se descubre en China en el s. XII a. C. en la zona norte extendiéndose rápidamente. Este producto se obtiene en el marco familiar por medio de trabajo de tipo femenino. La seda era utilizada en China como moneda, siendo un tributo a los pueblos bárbaros con miles de piezas de distintas sedas. Este producto se extendió hacia el oeste por medio del comercio que ejercían las expediciones militares chinas con las tribus nómadas, alterando su desarrollo y su forma de vida. El conocimiento de la sericultura era restringido por el gobierno chino, penando a quien difundiese la técnica. Pero llegó al s. V a Kotán y a Constantinopla en el s. VI.

La ruta en tiempos de Marco Polo

La presencia de occidentales en las zonas de oriente se fomenta con las cruzadas, potenciando también el comercio terrestre, pero sobretodo el marítimo con los genoveses y venecianos transportando población a Tierra Santa. En 1204 los cruzados atacaron Bizancio para asentarse allí, facilitando las relaciones comerciales. En el s. XIV cesaron las relaciones entre China y Occidente debido a la subida al poder en China de la dinastía Ming. No obstante, la ruta terrestre continuó, lo que llevó a mercaderes occidentales a adentrarse en Asia en busca de mercancías. En cuanto a la ruta marítima, era ejercida exclusivamente por los chinos con destino a los puertos de la India o de Arabia.

Por último, señalar las siete expediciones chinas que protagonizó Zheng He en el s. XIV por el Océano Índico.

Así, los chinos consiguieron establecer grandes empresas comerciales gracias a su tecnología naval (brújula, mapas, compás, medios de localización, construcción de barcos). A mediados del s. XV China perdió la iniciativa comercial debido a la entrada de los portugueses, llegando a asesinar al enviado portugués en 1424. Por tanto, las expediciones portuguesas se dirigieron a Japón, más receptiva.

Hay testimonios de viajeros cristianos y musulmanes cuyas rutas coincidían en muchos puntos como el de Gonzáles de Clavijo, el cual viajó desde la Península Ibérica hasta Samarcanda para entrevistarse con Tamerlán de parte del rey Enrique III. Benjamín de Tudela sigue la ruta buscando alhamas judías, e Ibn Batuta explora el África Negra y la Ruta de la Seda. Marco Polo sigue la Ruta de la Seda hasta Pekín saliendo del país por ruta marítima, lo que animó a muchos comerciantes a lanzarse a las rutas orientales.